Teatro al volante en Los Teques

Rubén Rojas


ELENCO:
Simpáticas señoras atravesadas
Un pendejo conductor atravesado
Un autobusero atravesado
Yo, el conductor

Escenario:
Cualquier calle y esquina de la ciudad en la que vivo desde que nací

Sube el telón

Escena 1: Vienes conduciendo. Te acercas a la esquina. El semáforo cambia de rojo a verde, con lo que no disminuyes la velocidad porque piensas que - lógicamente - atravesarás el cruce de calles sin interrupciones. Sin embargo, una o dos simpáticas señoras se lanzan justo en ese momento - mientras ven el semáforo y te ven a ti - a atravesar la calle, sabiendo que no deben hacerlo. Corren y no corren, es decir, hacen como que corren pero realmente continúan caminando, solo que esta vez poniendo cara de pendejas, con esa sonrisa típica vernácula del que sabe que lo está haciendo mal, que trasgrede una norma o ley, y aún así lo sigue haciendo. Las ves queriendo tener el poder, a lo Mazinger Z, de lanzar rayos láser por los ojos y convertirlas en polvo cósmico. Ellas terminarán  de cruzar la calle con esa especie de sonrisa insoportable en el rostro, con cara de que "esto no debe hacerse, pero igual me atravieso".

Escena 2:* Vienes conduciendo. Te acercas a la esquina. El semáforo está en rojo y cambia a verde, por lo que aceleras la marcha de tu vehículo. Sin embargo, de la otra calle perpendicular un pendejo muy pendejo parece recibir con la luz amarilla del semáforo que le toca a él una fuerza inusitada en su pie derecho, y entonces acelera más que tú. Se atraviesa, hay cola en su calle y queda en todo el medio, justo trancando más la vaina. Entonces tú te calas toda tu luz verde sin moverte, escuchando el impertinente corneteo detrás de ti hasta que llega el rojo. Ahora o te aguantas o - como el pendejo se quita - te sientes con derecho a hacer lo mismo y eres tú el que te atraviesas. Como reivindicando tu derecho arrebatado a usar tu luz verde. Derecho arrebatado por un pendejo muy pendejo que, mientras se atravesó conteniendo la misma sonrisita vernácula transgresora, ni volteó a mirarte. Evadiendo tu mirada a lo Mazinger Z queriendo pulverizarlo.

Escena 3: Vienes conduciendo. Ya no llegas a la esquina sino que vas por una calle normalita. No te explicas por qué si transitas por el canal rápido éste no se mueve. Ah, claro, es el señor autobusero que decidió unilateralmente parar la carcacha que maneja en ese canal porque el otro, que sirve de parada, está lleno de otros armatostes como el de él. Y comienza a vociferar el colector que le acompaña: "La Cascada, La Cascada, Carrizal, Barrio Bolívar". Esta vez ya no son ganas de usar la mirada a lo Mazinger Z, quieres más bien tener, como el recordado robot de la comiquita, un par de buenos puños misiles y esperolar el armatoste de autobús.

¡Qué agradable es manejar en Los Teques!

Baja el telón

Publicado originalmente en elblogderubenrojas.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario