El culo de la madre


Yurimia Boscán

Heme aquí, sin pestañar siquiera, escuchando hacia adentro todos los corneteos y los comentarios de quienes pasan y me rozan para convencerse de que existo. “La madre”, “El culo de la madre”, me dicen, y algunos hasta se aventuran al toqueteo para comprobar la dureza de mi piel.