Recuerdos

Eunice Caridad


Hace algún tiempo una tímida niña de siete años llegó a una bella, pequeña y desconocida ciudad cubierta de una perenne, espesa y blanca neblina, con frondosa vegetación por doquier y pocos edificios. Se muda ella con su familia de una humilde casa ubicada enla "sima" hacia la "cima". Era ahora su nuevo hogar un edificio de siete pisos con poca gente en sus apartamentos,tranquilo, a diferencia de su barrio de origen, donde se acostumbró a los vecinos en multitud y el constante ir y venir de la gente.
  
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Ya han pasado tres décadas y algo más desde esa primera vez que Los Teques cobijó ala que ahora es una mujer. Creció ella al ritmo del avance de la ciudad, ya ahora más moderna con la llegada del Metro... Entre los ruidos de la ciudad, pasó del chuchú del extinto ferrocarril de Los Lagos frente a su colegio en la infancia, a la ráfaga cotidiana del veloz y moderno subterráneo que día a día pasa frente a su casa. Y así y allí se ha dibujado su vida, con sus amores y desamores, amistades, experiencias y aprendizajes, en esta tierra de reconocidos aborígenes, de luchas,aventuras y desventuras

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Hoy esa mujer da gracias a la bella población que la vio crecer, ciudad pequeña en extensión, a la que considera su lugar de descanso y relax ante la cercana y ruidosa capital caraqueña, cosmópolis que visitó y visita mucho desde hace años, con frecuentes ires y venires académicos, laborales, afectivos, pero siempre de vuelta al pueblito que le cobija el sueño.

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Los Teques, amado lugar de amigos , de cultura, de casas coloniales, frescas montañas,bambú, árboles frutales, fresco y frío clima que lo convierten en el pequeño refugio de esa mujer que soy yo. 


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